sábado, julio 09, 2011

Los caminos a Xibalbá

Bombil Pek, Chisec, Alta Verapaz
Las creencias y ceremonias mayas, así como sus lugares sacros, están indisolublemente ligados al mundo de lo sagrado y lo profano que hunden sus raíces en el Período Preclásico de la Historia Maya que antiguos pobladores habían establecido como punto de partida para la elaboración de su cosmogonía y la interpretación de su panteón.

El panteón maya fue un espacio de carácter animista en donde habitaron ánimas émicas y éticas que conformaron su concepción de mundo y de la vida, así como la relación con los hombres y la existencia cotidiana. Esta visión subsiste hasta hoy en día.

Bombil Pek


El Corazón de la Tierra y el Corazón del Cielo

Entrada Grieta Aguateca, Petén
Salida Grieta Aguateca, Petén
El mundo sagrado de los mayas se divide en dos grandes ejes: uno está integrado por el Corazón de la Tierra y el Corazón del Cielo, en donde habitan las ánimas que benefician a los hombres; los elementos éticos o benignos en donde se encuentran deidades, ánimas de árboles y todo el mundo vegetal que permite que la vida sea posible y agradable.

El otro eje es el Inframundo, que está poblado de las ánimas émicas que pueden causar perjuicio a la comunidad y al individuo; ubicadas, según la cosmovisión maya prehispánica, en Xibalbá, de acuerdo al Popol Vuh1. El Inframundo tenía como puertas de acceso tres caminos escabrosos y de fuerte tendencia misteriosa y tenebrosa.

Ceiba
Fotografía: Maynor Mijangos, www.galasdeguatemala.com

En primer lugar se podía llegar a Xibalbá a través de los árboles sagrados o mágicos de enorme tronco y ramaje. Tal es el caso de las ceibas que aparecían poblando el entorno natural del sur de Mesoamérica, pero en particular en el área de la costa en donde se encuentran en forma más o menos aislada. Se llegó a interpretar que sus hojas y ramas eran caminos específicos, mágicos y misteriosos hacia el mundo de Xibalbá, ya que sus enormes raíces unidas por el ancestral tronco con las hojas y ramas comunicaban al Inframundo con el mundo cotidiano. Es más, en el centro del Inframundo maya, el árbol central y fundamental de la muerte y de la vida es una ceiba. Según algunas interpretaciones los héroes formadores: Hunahpú e Ixbalanqué bajan aún al Inframundo a través de sus hojas y ramas apoyándose en sus cerbatanas encantadas.

Una de las figuras míticas en el Popol Vuh es Vucub Caquix, quien tal vez sea la representación de una creación anterior, un sol del pasado que tenía su residencia entre las ramas de una ceiba perdida entre la niebla de la cosmogonía maya. Cada una de las deidades de tipo émico o ético, para el bienestar de la comunidad, eran interpretadas de acuerdo con el modo de vida que habían llevado en la tierra, es decir, según su comportamiento personal y social.

Cráter Volcán de Fuego
Otro camino para la comunicación con el Inframundo estaba formado por las aberturas de los volcanes, los cráteres o fisuras. Por su propia característica de ser expulsores de lava, fumarolas de fuego y humo, representaban el camino preciso hacia Xibalbá.


No obstante a la importancia de los árboles sagrados y los precipicios, el tercer camino propicio para comunicarse con el Inframundo eran las cuevas.

Cuevas de la Candelaria
Con sus formas rocosas, estalactitas, estalagmitas y ríos que corren bajo la tierra, lagunas con peces ciegos y luminosos, las cuevas cautivaron el espíritu y la imaginación de los hombres, por ello se convirtieron en el principal acceso a Xibalbá. La diversidad natural guatemalteca, ligada irrestrictamente a la diversidad cultural de los tiempos antiguos, encontró en las cuevas cercanas a los barrancos, cerros o ríos, las entradas al Inframundo.

Relación entre lo sacro y lo profano

Entre los animales que conducen las almas de
los antepasados al Inframundo Maya se encuentran
los saurios, de los cuales el que representa
a Itzamná es la salamandra.
En el Inframundo maya no sólo están presentes las ánimas de los hombres, sino también las de animales, plantas, astros y de todo lo que habita la faz de la tierra. También, con los volcanes se consideran a los siguanes, cenotes y grandes barrancos sagrados por su profundidad en la tierra. De ahí que se conviertan en punto de partida para llegar al lugar donde vivía una sociedad particularmente estratificada por los males que podían ocasionarle a los humanos. Por eso, en el mundo maya antiguo, los siguanes y cenotes fueron lugares sagrados en donde ritos y creencias implicaban ofrenda de flores, jade, obsidiana, pedernal y, en algunas ocasiones, animales y seres humanos, como lo menciona Eric Thompson, uno de los primeros y más eminentes mayistas de todos los tiempos.


Diferencia entre Inframundo e Infierno

Cuevas de la Candelaria
Las ánimas que llegan a Xibalbá se convierten
en antepasados, cobran vida especial y desde
el fondo de la tierra protegen a los vivos.
Según las concepciones religiosas que se tenían al arribo de los españoles, el Inframundo maya no podía confundirse con el infierno cristiano ya que en el mundo sagrado prehispánico no privaba el mismo concepto de mal y castigo, ni estaba relacionado con las imágenes de llamas y sufrimiento eterno.

La imagen del Inframundo era el lugar bajo la tierra donde habitaban las deidades que, en consonancia con el Corazón del Cielo y el Corazón de la Tierra, intervenían en la vida cotidiana de los hombres. Como deidades que eran, éstas merecían todo el respeto y devoción de los mortales, quienes trataban de complacerles y aplacerlas con ritos y ceremonias para evitar que hicieran daño a los hombres.


Cuevas de Lanquín
En la Cosmogonía Maya no existe el castigo eterno.
Por lo tanto, Xibalbá es el lugar donde se descansa
con nuestros ancestros.
En tal sentido, las cuevas del mundo maya han sido reverenciadas desde tiempos inmemoriales. Se han encontrado dentro de ellas evidencias de culto desde el Período Preclásico.

Desde lo más remoto las cuevas han sido ornamentadas con pinturas y enriquecidas con ofrendas. Entre las expresiones pictóricas se han encontrado elementos decorativos, inscripciones glíficas2 y otras imágenes que prohíben al hombre la entrada a estos lugares ya que son sagrados. El ingreso puede representar un castigo que no le permita salir de ellas con vida.

Glífica de Itzamná, Dios Creador
Es indudable que desde el mundo maya la visión de la vida privaba sobre la visión de la muerte y, por lo tanto, cada cueva estaba señalada para prevenir que cualquier incauto profanase un lugar sacro. Este concepto fue privilegiado en la mentalidad maya durante el Clásico y el Postclásico y perdura en la actualidad.

Con el arribo del cristianismo, el concepto del Inframundo cambió. Dentro del proceso de evangelización, las cuevas, al igual que los otros elementos religiosos prehispánicos, se convirtieron en el auténtico infierno para los misioneros de mentalidad medieval y judeocristiana.


No obstante al sincretismo religioso y el desarrollo de la cultura maya animista cristiana, las cuevas continuaron siendo el lugar donde viven los antepasados y las viejas deidades del Inframundo maya. Sin olvidar que es la residencia de las fuerzas capaces de dañar al individuo y a la comunidad. No debe dejar de rendírsele rituales y ofrendas para mantener alejados tanto a las fuerzas negativas, como las animas de los hombres que han sido mal ejemplo y que pueden salir de las cuevas en horas de la noche y madrugada en alas de tucures (búhos), murciélagos y pájaros de la noche, a sembrar el mal individual y colectivo en este envoltorio mágico que es Guatemala.


Los ritos de las cuevas

Ofrendas a Xibalbá
Durante el proceso de evangelización, desde los siglos XVI al XIX, las cuevas continuaron siendo objeto de rituales pero ocultos de las autoridades religiosas católicas, por lo que hubo en los distintos grupos étnicos un desarrollo producto del mestizaje y la permanencia de las antiguas creencias, que es más evidente en la actualidad. El arzobispo Pedro Cortés y Larraz, en sus viajes pastorales por la diócesis de Guatemala en la segunda mitad del siglo XVIII, hace constante mención de las distintas cuevas de donde salían y entraban ríos, y en donde a cada momento encontraban ofrendas a antiguas deidades e, inclusive, sobre dichas deidades una cruz y santos católicos. Las cuevas representan entonces, ese camino que cuidan los sacros nahuales y rajahuales3 para evitar que estas ánimas nefastas puedan apoderarse de las comunidades y de los lugares más sagrados de los mayas.

Rituales Mayas
No está de más mencionar que dentro de las grandes cuevas sagradas del mundo antiguo maya siempre se han encontrado restos de rituales. Cerca del Río Cancuén existen unas cuevas donde se encontraron, en el 2005, ofrendas de maíz y jade de los antiguos habitantes de Xibalbá hacia los seres de la noche. En la década de 1990 cuando descubrieron las llamadas Cuevas del Rey Marcos, en las Verapaces, se hallaron en vasijas de cerámica restos de ofrendas a deidades del Inframundo. Ese culto del mundo maya en las cuevas aún sigue presente en los mayas contemporáneos, ya que estos lugares continúan siendo la entrada al Inframundo, al lugar prohibido en donde no habitan demonios, pero sí aquellas ánimas que de una u otra forma pueden hacer daño a una persona, familia o comunidad. A eso se deben los rituales que cada uno de los aj’kines4 realiza en las bocas de las cuevas y en el interior de las mismas.

Magia y encanto de las cuevas


Cuevas de la Candelaria
Cuevas de Lanquín
Las cuevas están jerarquizadas. Algunas conducen directamente al Inframundo que, con sus estalactitas, estalagmitas y ríos profundos de tronar eterno, llevan la plegaria de los hombres para aplacar a las deidades que aparecen en los días peligrosos del Tzolkin5, con posibilidad de causar sucesos aciagos.

El ejemplo lo ofrecen las Cuevas de Candelaria y Lanquín, ambas en las Verapaces. Otras cuevas son visitadas solamente por los antiguos conocedores, aj’kines y aj’kunes, que llegan a realizar rituales, incluso bailes y danzas paraintentar aplacar la capacidad de perjuicio maléfico de los habitantes de Xibalbá.

Cuevas de Lanquín
En ese sentido, las cuevas de Andá Mirá, cercanas a la laguna de Ixpaco y las de las aguas termales de Momostenango, son consagradas por su comunicación directa con el Inframundo y, gracias a los rituales, ahí se aplacan a los señores de Xibalbá que producen enfermedades, por lo que sus aguas son curativas. Pero el verdadero axis mundi (la cuevas más importante) es el que se encuentra muy cerca de la Laguna de Chicabal. Las cuevas en sí son un lugar sagrado, en donde la magia y el encantamiento están presentes, por la estructura misma de las cavernas, por su humedad y porque muchas de ellas, como las de las Fuentes Georginas, tienen poderes curativos.


El zot'z (murciélago) representa las ánimas que
dañan a las personas. No debe salir de Xibalbá.
En el caso de Huehuetenango, las cuevas de Paxil recuerdan a los hombres que ahí surgió el maíz gracias a los animales. Fue una lucha en los tiempos remotos, pero aún en la actualidad los pájaros carpinteros, colibríes y gorriones tienen que combatir con los murciélagos, las arañas y los peces de ojos ciegos para lograr que el grano sagrado llegue a los hombres.

En las cuevas cercanas a Palencia y en las que están bajo el puente Belice, en la capital, se reverencian a los señores del Inframundo. Se cuenta que muchos de los tesoros de los habitantes fueron enterrados y guardados con mucho celo por los señores de la noche, que sólo saldrán a la luz cuando la vida triunfe sobre la muerte.

Las ofrendas
Ofrenda Maya a orillas de la Laguna de Chicabal
Fotografía: Maynor Mijangos, www.galasdeguatemala.com
En los ritos y rituales se utilizan ofrendas de flores, en particular flor de muerto, y objetos de cera, que permiten que los hombres puedan detener la salida de las figuras émicas que afectan a la comunidad. Por lo tanto, hay que ofrendarles flores de siempreviva, chilca y nardo, porque son las que aplacan su necesidad de salir. No existe en Guatemala ningún lugar que no conduzca a Xibalbá.



1. Popol Vuh: Libro Sagrado de los Mayas, significa “Libro de la Comunidad”
2. Glíficas: Tipografía evocadora grabada en piedra.
3. Nahuales y Rajahuales: Se entiende precisamente como espíritu. Lo oculto, lo escondido, lo interior.
4. Aj’kines y Aj’kunes: Sacerdotes mayas.
5. Tzolkin: Nombre dado a la versión maya del sincronario o ciclo sagrado de 260 días.


Fuente de Información:
Celso Lara Figueroa, Historiador y Antropólogo, y
Fascículo "Ritos y Creencias de Guatemala" de Prensa Libre.
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